
La reciente baja de los derechos de exportación (retenciones) anunciada por el presidente Javier Milei ha generado un intenso debate sobre su impacto en la economía doméstica, particularmente en los precios de los alimentos esenciales. Si bien se prevé un ligero aumento inicial en productos como la carne, el pollo, el pan, la leche y el aceite, los especialistas coinciden en que el efecto será marginal y acotado, presentando, en contrapartida, un potencial multiplicador para la inversión y la producción en el sector agropecuario.
Según Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), la reducción de las retenciones implica un incremento en el precio de los productos primarios, lo que se traduce en una mejora de la rentabilidad para los productores. Este aumento en las ganancias podría derivar en una mayor recaudación del Impuesto a las Ganancias y otros impuestos provinciales que gravan la facturación. No obstante, Argañaraz también señala la necesidad de considerar el «posible efecto de la suba de precios internos sobre el consumo doméstico, básicamente por los cambios en los bienes más consumidos.»
Antonella Semadeni, economista de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA), ofrece una perspectiva detallada sobre la composición de los precios. Explica que, en promedio, el 60% del precio de la carne, el pan y la leche se relaciona con los costos de producción, el 15% con las ganancias de la cadena y el 25% con impuestos. En este contexto, la incidencia de materias primas como el maíz y el trigo, cuyas alícuotas de retención bajan (del 12% al 9,5% para el maíz), es menor de lo que se cree. Por ejemplo, el maíz representa solo un 8% en el precio del pan y un 4% en el de la leche, mientras que en la carne bovina es un 9%, en la porcina un 13% y en la aviar un 15%.
Con base en estos datos, los cálculos de FADA proyectan un aumento del 0,2% en el precio de la carne bovina y del 0,1% en la leche como resultado directo de la medida. Esta mínima repercusión en el consumidor final se contrapone al potencial impacto positivo en la inversión agrícola.