
Con la llegada del invierno y el descenso de las temperaturas, muchos hogares de Mar del Plata se enfrentan a la difícil tarea de encontrar formas de calefaccionarse, una necesidad que no siempre resulta accesible. En aquellos barrios donde el gas natural no llega, los vecinos recurren al gas envasado y a la leña, pero este año deben lidiar con una doble adversidad: el aumento de los precios y los ingresos más ajustados.
“Estoy vendiendo la garrafa de 10 kilos a 17 mil, pero la mayoría la consigue entre 20 y 22 mil”, explica un vendedor, destacando que este precio es más del doble que el de hace un año, cuando en 2024 la garrafa se comercializaba por menos de 10 mil pesos.
De acuerdo con estimaciones de comerciantes y residentes, una familia puede necesitar entre tres y cuatro garrafas al mes para calefaccionarse de manera básica, lo que implica un gasto mensual que puede superar los 80 mil pesos, dependiendo de la tienda.
Sin embargo, a pesar del crudo invierno, las ventas no acompañan el ritmo del frío. “Este año cayó todo, es terrible. No vendo ni la mitad de lo que se vendía antes”, comenta un comerciante del sur de la ciudad. Lo mismo ocurre con la leña, que ha visto un aumento de más del 100% en su precio en solo un año y una baja considerable en su demanda.
“Antes me compraban 50 kilos, ahora casi no pasa. Se llevan 10, 20, o 5 kilos a la vez. La leña ahora solo se compra para el fin de semana”, explica otro vendedor.
Este escenario pone de manifiesto un problema mayor: la falta de acceso a servicios básicos y el impacto de la inflación sobre las necesidades más esenciales, como el calor en los hogares.
“Todos me dicen lo mismo: ‘compro esto porque no puedo más’”, resume uno de los comerciantes. En los barrios sin gas natural, calefaccionarse se ha convertido en un lujo, y con las bajas temperaturas recién comenzando, el desafío apenas empieza.